Estoy segura que cada cristiano o cristiana ha conocido a una persona así. Y no, no hablo sólo de su orientación sexual. Cada persona ha conocido a otro ser que muestra desde lejos el amor de Dios y no es heterosexual. Y puede que siempre se haya sentado junto a vos en la banca de la iglesia.
Escrito para la gran mujer que fue Carolina Gutiérrez. Una mujer pobre y trans que fue víctima no sólo del gobierno sino de la iglesia y toda la sociedad nicaragüense.
¿En realidad necesitas que un texto sagrado te diga que respetés a otro ser humano que no le está haciendo mal a nadie? ¿no podés llegar a esa conclusión sin un versículo que diga: “Hermanos, habéis escuchado* decir la homosexualidad es pecado, más yo os digo: dejen a las personas LGBTIQ en paz pues su rechazo e insultos está causando muerte y destrucción. No se metan en lo que no entienden, y si queréis aprender de cómo viven su espiritualidad, hablen y aprendan de ellos y ellas. No los condenen, pues eso no les corresponde porque ni el Hijo del Hombre vino a condenar, menos ustedes deberían hacerlo. Juan 110:08”.
Cuántas veces no escuchamos la frase “Dios es amor”, “Jesús te ama” o “te amo en el amor de Cristo”. Lo leemos en calcomanías pegadas en la parte trasera de decenas de carros, taxis y buses que nos acompañan en las calles en nuestro viaje al trabajo o la universidad; o en los folletos rectangulares y tamaño bolsillo que nos regalan los que visitan nuestras casas muy temprano en la mañana un domingo…sí, esos y esas a los que le decimos que estamos ocupados cuando en realidad solo queremos desayunar tranquilos viendo alguna serie o leyendo el periódico.
¿Qué sucedería si Jesús fuera nicaragüense? ¿Qué habría pasado si de verdad el Cristo hubiera nacido del Chepe y la María de Palacagüina, así como nos hace imaginarnos Carlos Mejía Godoy en su disco Son tus Perjúmenes Mujer? ¿Qué habría hecho (o no) Jesús como nicaragüense en esta revolución cívica que comenzó en abril de 2018, tomando como referencia la forma de actuar y pensar según podemos leer en los Evangelios?
En los últimos días, la imagen que acompaña esta nota se ha viralizado en las redes sociales y ha suscitado diversos comentarios. Se trata de una alegoría del pasaje evangélico que se conoce como la oveja perdida (Mt. 18, 10-14). En el arte, se plasma el encuentro entre Jesús y una oveja multicolor que dice no haber estado perdida, sino aislada, porque le habían dicho que “no era bienvenida” en el rebaño. El gráfico también presenta a otras cinco ovejas que observan de lejos —y con matices diferentes en sus miradas— aquel encuentro. Jesús, extiende y coloca su mano encima del hombro de esta oveja y ambas miradas olvidan su entorno para centrarse en lo más importante: el encuentro, el diálogo, el contacto, la reconciliación.
En este devocional vamos a caminar junto al Jesús revolucionario, rebelde y cercano. Vamos a aprender y crecer con ese Jesús amigo del oprimido y el rechazado; el que fue contra todo sistema político, moral, religioso y social. Vamos a conocer (lo) y conocer (nos) de una mejor forma. Todo desde una perspectiva latinoamericana de la mano de la hermosa Misa Campesina Nicaragüense, escrita por Carlos Mejía Godoy.
Tenía diecisiete años, y era mi primer día como líder y consejera en un campamento juvenil de un ministerio evangélico fundamentalista. Era una chavala delgada - muy delgada diría yo - que aún no había descubierto la belleza de sus rulos naturales así que los terminaba ocultando ya sea en una cola de caballo baja, o recurriendo a la plancha para alisarlos; ese día elegí esta última opción. Recuerdo perfectamente cómo ese lunes tenía puesta una camisa sin mangas negra (llamada camisola en Nicaragua, musculosa en Argentina), un jean celeste y mis zapatos Converse. Esa tarde la pasé conversando con amigos y amigas, conociendo a las preadolescentes que iban a estar a mi cargo y también, arreglando la cabaña en la que iba a pasar los próximos seis días. Estaba muy emocionada.
Las principales prácticas por parte de las iglesias evangélicas en la política son intentar incidir en políticas públicas que tengan un impacto directo en lo que ellos denominan la protección de la moral. El gran problema de la incidencia de las iglesias evangélicas es que ese deber mesiánico no sale a la luz cuando de trabajar en pro a problemas sociales se trata. Las iglesias no miran como su responsabilidad su participación en espacios que intenten encontrar solución a problemáticas como la pobreza, la violencia o la falta de educación. En esos casos, la oración y no la responsabilidad con tu entorno, es la solución que se receta.
Hoy en día nos decimos cristianos y cristianos a los que creemos en Jesús como hijo de Dios. Pero los primeros cristianos no eran definidos por sus creencias, estas apenas se estaban formando, ¡ni ellos sabían en lo que creían! Muchas personas que se definen cristianos o cristianas actualmente, no hubieran sido reconocidos como tales en el primer siglo. Jesús está fuera de los templos.
Ser cristiano significaba actuar diferente. Y no, no me refiero a que de repente un grupo de personas dejó de beber, fumar y bailar pegado. Las y los seguidores de Jesús vivían su día a día en favor al rechazado, esos a que nadie quería ver ni tocar. Tenían que hacerse como ellos. Compartían todo, daban todo. Vivían esa enseñanza final de humildad y sacrificio de Jesús aquella tarde-noche de Pascua.