No importa si te digo que Jesús te ama

Sos amado, sos amada. No estás sola, no estás solo. Fácil es leerlo, más difícil es creerlo. 

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¿Cuántas veces nos encontramos con la frase “Dios es amor”, “Jesús te ama” o “te amo en el amor de Cristo”? Lo leemos en calcomanías pegadas en la parte trasera de decenas de carros, taxis y buses que nos acompañan en las calles en nuestro viaje al trabajo o la universidad; o esas cadenas de Whatsapp que te envía siempre tu tía, en los folletos rectangulares y tamaño bolsillo que nos regalan los que visitan nuestras casas muy temprano en la mañana un domingo…sí, esos y esas a los que le decimos que estamos ocupados cuando en realidad solo queremos desayunar tranquilos viendo alguna serie o leyendo el periódico. Que ahora que lo pienso, ¿por qué no decimos simplemente la verdad?  Querer descansar es una razón válida para no desear ver a alguien — cualquier padre o madre primeriza te lo puede explicar mejor que yo — y menos sí ese alguien no fue invitado a tu espacio en primer lugar. También escuchamos del amor de Dios en púlpitos, en las escuelas (incluso las laicas) y ahora en redes sociales junto a esos Piolines que te desean un hermoso día en letras grandes, gordas y celestes.

Entonces, lo leemos, lo escuchamos, lo decimos, nos lo dicen, ¿por qué nos cuesta tanto creerlo? Simplemente porque no suena real; o tal vez porque simplemente “suena” y no se ve ni siente.  Tal vez porque la mayoría de veces que nos dicen “Dios te ama” no aclaran que hay condiciones en lo que expresan: esa letra pequeña en el contrato que menciona “…PERO también es un Dios justo que te demanda fidelidad, obediencia y santidad”. Hay condiciones a su amor, o por lo menos esos es lo que es transmitido. ¿?¿Pero eso es lo que verdaderamente podemos encontrar en su Palabra y ejemplo? ¿dónde está ese infame versículo que habla del amor de Dios pero inmediatamente menciona su justicia como condicionante? 


No lo van a encontrar porque no existe.

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La raíz del cristianismo es el amor incondicional de Dios. No hay requisitos, no hay una lista de tareas que realizar o un ritual que hacer. Y para una sociedad donde nuestra valía está en nuestras acciones, es casi imposible comprender esto. Necesitamos sentirnos merecedores de su amor y su gracia, ¡no podemos ser todos y todas iguales! ¡tiene que haber un rango de fidelidad! Pero esto no es lo que menciona su Palabra, ni lo vemos en las acciones de Jesús. ¿Cómo así?

Hay dos maneras de poder entender el amor de Dios, de forma teórica y de forma práctica (como en todo supongo). La forma teórica nos remite a como expresaban el amor de Dios los autores de la Biblia Hebrea y la Biblia Cristiana. Dios es un Dios de relaciones y cada libro de la Biblia nos cuenta la relación de Dios con la humanidad en un contexto y tiempo especifico. Estas personas vivieron el amor de Dios de muchas formas y lo expresaron de las siguientes maneras (por ejemplo): 

  • El Señor es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.

  • Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.

  • Y éste es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.

  • Que el Señor los lleve a amar como Dios ama, y a perseverar como Cristo perseveró.

En todos esos versículos (y en todos los demás que aparecen en la Biblia) el amor de Dios no es condicional, es el condicionante. Amamos a Dios PORQUE él nos amó a nosotros y nosotras. ¿Y por qué nos amó? PORQUE SÍ. No hicimos nada pero nada para ser amados y recibir su gracia y bendiciones. Así que mi amado (por Dios) lector, SOS SUMAMENTE AMADX POR DIOS y nada ni nadie te puede decir lo contrario. Pero no te culpo por no creerlo. Dios es congruente con lo que dice y hace, nosotros… no tanto. 

Es muy fácil hablar de amor, pero más difícil es demostrarlo. Y las personas que deberían ser el cuerpo de Cristo acá en la tierra nos llenamos la boca hablando de amor pero nos quedamos en eso, palabras y nada más. Cualquiera sabe que en una relación amorosa, o en una relación de amistad pueden haber muchos mensajes de texto lindos, dedicatorias en una pie de foto de Facebook o Instagram, pero sí no hay acciones que demuestren lo que decimos que sentimos, esa relación tarde o temprano se deteriorará e irónicamente terminamos haciendo lo opuesto al ejemplo que nos dejó Jesús. 

Jesús nunca dijo te amo

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Jesús nunca le dijo a sus discípulos que los amaba. En realidad no le dijo a nadie que lo o la amaba. ¿Fuerte, no?  ¿te habías dado cuenta de esto? Les invito a buscar en los Evangelios una conversación donde Jesús haya dicho las palabras textuales: te amo, o les amo. Lo más cerca que tenemos es un versículo en Juan donde Jesús menciona “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor”. Pero a pesar de la falta de esos versículos, Jesús ES amor (así sin los agregados y condicionantes que siempre escuchamos). Jesús amó en todo momento que estuvo acá en la tierra, digo, sino se hubieran sentido amados nadie lo hubiera seguido. Pero simplemente no era el tipo de persona que lo decía, más bien lo hacía.  Él pudo repartir papiros con la frase “Dios es amor” o hablar de casa en casa del amor de Dios, gritarlo por las calles, escribir en frente de su casa “Todos son bienvenidos” (y él sí lo diría en serio), pero no lo hizo, no con esas palabras por lo menos.  Jesús salió y caminó con las personas. Los alimentó, los sanó, los reconfortó, los animó, les enseñó…Los vio. Compartió la mesa con ellos, se dejó tocar, tocó y conversó. Los amó.

¿Cuándo fue la última vez que de verdad amamos con acciones claras y fuertes a quién decimos amar? Yo hace poco me pregunté eso, ¿cómo estoy mostrando el amor de Cristo a la gente que me rodea? Tantos estudios, tanta teología… ¿qué hay de lo simple? ¿Cómo estoy amando al que me rechaza e insulta? ¿Cómo puedo encontrar ese equilibro entre cuidarme y proteger mi salud mental y mostrarles compasión y gracia a lxs que no me creen merecedora de compartir la Mesa del Señor con ellxs? No les puedo mentir, ese balance entre amar al prójimo, pero también a mí misma, no lo he encontrado. Pero de algo estoy segura, mis dudas y mi forma torpe de amar, no hace que Dios me ame menos, y no hace que pueda amar a lxs demás de una mejor manera cada día. 

Lo diga un sticker o no, un folleto o un tuit, sos amada o amado por Dios. Lo sos porque su relación con la humanidad lo dice y porque el ejemplo de Jesús nos lo indica, eso es un hecho, y no depende de nada ni nadie, menos de quiénes lo dicen pero no lo creen. ¿Te puedo garantizar si sos amado o amada por los que te hablan del amor de Dios siempre? La verdad no. No puedo porque son nuestras acciones y no nuestras palabras las que deberían hablar por nosotrxs. Pero si te puedo garantizar que sos valiosx, y lo sos porque sos. Porque sos creación perfecta, hecho y hecha a imagen y semejanza de Dios. Y estoy segura que ahí afuera hay comunidades y grupos de fe que están esperando la oportunidad de amarte en tu totalidad, de la mejor manera que pueden, no sólo con palabras sino con hechos.

Si alguien afirma: «Yo amo a Dios», pero odia a su hermano, es un mentiroso; pues el que no ama a su hermano, a quien ha visto, no puede amar a Dios, a quien no ha visto.
— 1 Juan 4:20