Día 3 - El Jesús de la Liberación
Antes que nazca el día,
los pájaros del monte
nos dan sus melodías,
los güises y zenzontles,
el picotear sonoro
de un carpintero se oye,
que en la punta de un árbol
su casa construye, donde va a vivir,
y un gorrioncillo salta
de una rama a otra, muy cerca de allí.
Como estos pajarillos hoy te canto, Señor,
pidiéndote nos unas en fuerza y amor.
Canto de Meditación - Misa Campesina Nicaragüense - Carlos Mejía Godoy
Respirar.
Exhalar.
Escuchar el viento.
Sentir los rayos del sol.
Escuchar el sonido de los pájaros.
Calma.
Sentir el amor de Dios.
¿Cuántos de nosotros y nosotras de verdad nos tomamos el tiempo y espacio para simplemente ser? Si son como yo, seguro esto les cuesta muchísimo, ¡siempre tienen que estar haciendo algo! Yo hasta he llegado al punto de sentirme culpable cada vez que me tomaba un tiempo para descansar. Estaba terriblemente incómoda cada vez que escuchaba música o miraba mi comedia favorita. Sentía que estaba desperdiciando mi tiempo y que debería estar trabajando en un nuevo proyecto o generando nuevas ideas. No podía parar, no debía parar. Y es que muchxs nos hemos creído la mentira que: somos lo que hacemos. Vivimos bajo un sistema donde nuestro valor es directamente proporcional a nuestros resultados. Cuando crecés con esta mentalidad, es difícil no sentirse culpable cuando no se está haciendo nada que genere un valor tangible; pensamos que si no hay ningún resultado más allá del placer y el descanso, es simplemente tiempo perdido. Entonces, ¿qué estoy diciendo? ¿Que es malo trabajar y aprovechar el tiempo? No, para nada. Lo que es dañino es pensar que nuestro valor como persona y creación divina depende de algo más que el mismo milagro de nuestra existencia.
Si tenemos esa actitud ante el trabajo, probablemente tengamos esa misma postura en nuestra relación con los demás y con Dios; y cuando creemos que el amor de Dios depende de lo que hacemos y no simplemente porque es, pasaremos con culpa, ansiedad o estrés en lugar de disfrutar su gracia y paz. Jesús mismo dijo que hay que amar al prójimo como a nosotros mismos, y si no tenemos una visión saludable de nuestro valor innato y no nos amamos y dejamos amar libremente en todos los momentos, ¿cómo podemos amar verdaderamente a otros?
La Biblia nos cuenta cómo la naturaleza y toda su creación nos muestra el amor de Dios, pero el ser humano a medida que crece, deja de asombrarse por lo cotidiano. Estamos tan enfocados en el hacer que normalizamos el milagro de la vida y la belleza de la naturaleza que nos rodea. No vemos todo lo que existe a nuestro alrededor como una prueba del infinito amor de Dios hacia nosotrxs. Pero el amor incondicional de Dios el que nos atrae hacia su Ser; su amor no lleva la cuenta de tus acciones, y nunca te deja cuando pensás que no tenés el nivel esperado.L
¿Cómo podrías disfrutar hoy del amor de Dios sólo siendo y sin sentir que tenés que hacer algo a cambio? ¿Podrías tomarte diez minutos sólo existiendo y reconociendo su amor?
Ser divino, quiero sentir tu amor y bondad hoy. Hoy quiero ser simplemente un/a receptor/a de tus bendiciones. Haceme notar las pequeñas cosas de mi día a día que me muestran tu infinita gracia hacia mí. Amén.