Día 6 - El Jesús de la Liberación
Yo te ofrezco señor
en esta misa
el trajín de cada dia
Toda la energía
que da mi sudor
Yo te ofrezco señor
mi trabajo entero
Los bejucos de mis brazos,
el vivo entusiasmo
de mi corazón.
Ofertorio - Misa Campesina Nicaragüense - Carlos Mejía Godoy
En Latinoamérica somos muchísimas las personas que tuvimos el gran privilegio de nacer en una familia de clase media o media alta; sin hablar, de las pocas que pertenecen al cinco por ciento de la clase alta. Tomando en cuenta el sufrimiento histórico y generacional que ha vivido nuestra hermosa pero herida región, es difícil darlo por sentado. Desde nuestro “descubrimiento” y nuestras respectivas independencias, los países latinoamericanos han pasado por guerras y dictaduras; nos han violado, saqueado y robado. Y lo peor, nos han hecho creer que esto lo que merecemos y nos han convencido que el enemigo son las mismas víctimas de nuestra historia. También hemos experimentado privilegios en la forma que vivimos nuestro cristianismo. Por lo menos yo confieso que mi mismo entorno — y gracias a la lucha de mi madre y padre por darme una mejor vida que la que ellxs vivieron — me hicieron conocer un Evangelio acomodado. Nuestra familia era en muchos aspectos la típica familia nicaragüense que iba a la iglesia (un hermoso templo o capilla) los domingos: esa que se viste con su mejor ropa, llega a la hora que quiere, canta, escucha el mensaje, habla con amigos y familiares y se va. Que en la semana va a servicios porque genuinamente ama a Dios, va a Estudios Bíblicos y hasta más de alguna se interesa por la teología. Esta no es la realidad de todxs los hijos e hijas de Dios.
Si no has leído El Evangelio de Solentiname (Ernesto Cardenal) por favor te invito a hacerlo. Este libro recoge los comentarios y opiniones sobre el Evangelio de un grupo de campesinos pertenecientes al archipiélago de Solentiname, ubicado en el lago Cocibolca, el más grande en Nicaragua. Cuánta sabiduría y profundidad en esas páginas; leyéndolo llegué a reconocer que esas personas conocían mucho mejor a Jesús y su mensaje que yo con todos mis Estudios Bíblicos y años en la Iglesia. Yo nunca había experimentado esa sencillez y humildad que ahora veo tan claramente en el Ministerio de Jesús. Estas personas no tenían un templo, no tenían autos que los llevaran a la misa/servicio; sin las cargas de las expectativas sociales, las posesiones materiales, el estatus y el mismo ego; con el bagaje de sus difíciles experiencias y condiciones… Ofrecían su todo a Dios.
Cuando Jesús menciona a la viuda pobre en Lucas 21, esa que ofrendó sus dos monedas, termina diciendo lo siguiente:
—Les aseguro que esta viuda pobre dio más que todos los ricos. Porque todos ellos dieron de lo que les sobraba; pero ella, que es tan pobre, dio todo lo que tenía para vivir. (TLA)
Estoy segura que Jesús no estaba simplemente hablando de lo económico. Por ejemplo, no imagino a Jesús motivando a una mujer en extrema pobreza a ofrendar sus veinte pesos del día y no comer (así como muchos pastores lo hacen). Jesús entiende que el y la que no tienen nada, tienen un corazón más dispuesto a dar su trabajo, su sudor, su fuerza, sus talentos, entusiasmo y sí, muchas veces también sus pocas posesiones que al que le sobra todo esto. Ojo, no estoy romantizando la pobreza, nadie debería de carecer de necesidades básicas para ver más de cerca a Jesús, pero es cierto que esas personas que tenemos más de lo que necesitamos, se nos dificulta más. Sólo nos queda conocer y luchar por lxs que no tienen estos mismos privilegios, esas mismas personas por las que luchó Jesús. «Entonces les contestaré: “Como ustedes no ayudaron ni a una de las personas menos importantes de este mundo, yo considero que tampoco me ayudaron a mí”» Mateo 25:45 (TLA)
Jesús, quiero conocer tu Evangelio en la forma más sencilla y real; quiero trabajar y luchar con y por mis hermanos y hermanas que no han tenido los mismos privilegios que yo. Amén.