A la primera: Gracias y perdón
A la primera,
Gracias por demostrarme que el amor a primera vista existe, que la conexión instantánea y la certeza de que ese otro tiene que estar en tu vida no es un mito sino un milagro que fui muy afortunada en poder experimentar. Pero, también gracias por abrirme los ojos y darme una percepción mucho más realista del amor : me hiciste entender que éste, aún siendo muy intenso y real, puede ser completamente destruido por el miedo y la ignorancia tan rápido como se roba un primer beso.
Hablando de besos, gracias por cada uno de ellos; desde los más torpes, incomodos y temerosos a los más experimentados, suaves y sensuales. La piel se me eriza sólo de recordarlos. Gracias por cada caricia (por encima y debajo de la ropa), cada mirada cómplice y cada uno de bochornos que se reflejaban en tu pecho y en mi cara.
Pero principalmente, gracias por justamente eso, ser la primera. Gracias por amarme y acompañarme en mis años de confusión y rabia a causa de la lucha interna con una sexualidad no aceptada (más bien repudiada); de hecho, gracias por luchar conmigo, aunque juntas siempre perdíamos. Gracias porque el enamorarme de vos y el haber sido “dejada” por vos, dio paso a una vida de aceptación. Una vida donde nunca más voy a sentir asco u odio por mi; una vida sin remordimientos y culpas por amar a quien mi corazón ama.
Perdón por darte por sentado. Por no valorar las cosas pequeñas que hacías por mí; por cada detalle que tuviste conmigo; desde una carta hasta el privilegio de tocar tu cuerpo. Siempre me amaste con tu mirada, tus palabras y acciones. Yo te di lo mismo combinado con mucha inseguridad, un toque de baja autoestima y grandes cantidades de dependencia. Perdón por no poder expresar mis sentimientos, es un mal con el cual todavía lucho pero te juro he mejorado. Perdón por callar cuando en realidad quería decirte que tenía miedo de perderte y extrañarte, miedo de sufrir. Sobre todo, perdón por seguir deseando que seas libre y feliz.