Ser mujer, negrx, indígena y lgbtiq+ sin una interpretación bíblica inclusiva. — La Mechuda

Ya seas católico o evangélico – y cual sea tu definición de esta última categoría – siempre vas a considerar La Biblia como la Palabra De Dios; la voluntad de Dios inspirando a los más de cuarenta autores. Pero, ¿qué implicaciones tiene esta doctrina tan fundamental en nuestra fe? ¿Será que la forma en que interpretamos el concepto de “inspiración divina” afecta nuestra relación con Dios, los otrxs y con las mismas escrituras? En otras palabras, ¿Qué significa creer (o no) que cada palabra de la Biblia es sagrada? Porque aunque cada denominación considere que sus métodos son los correctos, en realidad hay diferentes acercamientos a las Escrituras; algunos consideran que la mejor forma de leer la Biblia es de forma literal, otros en su entender les parece más que obvio comprender y analizar los contextos, culturas y tradiciones de los autores. Y por último, en este pequeño resumen básico que sin duda debería llamarse Hermenéutica para Principiantes también se le agrega el filtro de la interpretación humana. Y este último punto es sin duda el más controversial.

Muchos crecimos en iglesias que creían que la interpretación del Pastor, Líderes o fundadores denominacionales – obviamente todos hombres – era indiscutiblemente la verdadera, no habría otra; cuestionar o intentar leer el texto desde una perspectiva personal, era peligroso y hasta herético. Nunca nos preguntamos de forma crítica de donde vienen las interpretaciones “clásicas” y “tradicionales”. Sus voces eran y continúan siendo consideradas imparciales y hasta divinas, pero cada vez es más obvio que no existe la parcialidad en la interpretación bíblica. Sin duda, es el objetivo al que se desea llegar: poder “desmenuzar la real intención del autor”, por eso la existencia de la exegésis. Pero actualmente, pensar que toda interpretación está libre de imparcialidades, no es más que ingenuidad y romanticismo disfrazado de fe. Acaso ¿no está cada mirada marcada por su historia, antecedentes, crianza y contextos? Y no sólo eso, ahora el cuestionamiento va más allá; desde el siglo pasado ha habido una ola de nuevas críticas que incluyen la influencia del género, raza y posición económica y de poder en la perspectiva del interprete bíblico.

“Quiero recalcar la importancia de ser intencionales sobre la inclusión.”

Cada vez es más evidente que la interpretación clásica no es más que la perspectiva hegemónica de un grupo especifico de personas, un grupo que la Dr. Cheryl Anderson, autora y teóloga define como la norma mítica: hombres Europeos blancos, heterosexuales y con poder. Este grupo de hombres son los que tradicionalmente han interpretado y enseñado la Biblia. Ahora sólo queda preguntarnos, ¿es su perspectiva imparcial? ¿pueden acaso ellos de verdad entender las intenciones profundas en los textos sagrados que tratan temas como el racismo, esclavitud; machismo y misógina; las estructuras de poder y la diversidad sexual? La respuesta es simple: es imposible leer estos textos, interpretarlos y enseñarlos sin los prejuicios de sus identidades más todas las influencias externas previamente mencionadas (contexto histórico, cultura etc.).

La sociedad está evolucionando, y las personas han entendido que no podemos estar todas y todos bajo la simple sombrilla reduccionista de “la humanidad”. Todxs tenemos los mismos derechos, somos iguales ante la ley (o por lo menos deberíamos) pero no todxs somos iguales, negar las diferencias trae más consecuencias que beneficios; en el mundo hay una gran diversidad de identidades y justamente esta pluralidad es la que la misma Biblia celebra. Podemos ver ejemplos como el capítulo cuatro del libro de Juan, un hermoso texto que nos describe un Jesús que recibe y celebra las identidades de una mujer, Samaritana y moralmente juzgada. En ese corto texto, Jesús ignora las estructuras de poder, conflictos políticos y la interpretación tradicional de la Ley.

Solo recordá: Tu(s) identidad(es) es/son válida (s)

Pero hoy en día los llamados seguidores de Jesús parecen estar mucho menos interesados en el actuar, palabras y ejemplo del Cristo porque están muy ocupados adorando los textos – y hablo de literalmente el papel – que cuentan Su Verdad. Cualquier indicio de inclusión en la interpretación es tomado como una amenaza, y por eso la clasificación de “Teología Mujerista”, “Teología de la Liberación”, “Teología Negra” , etc. y siguen pensando que la “teología” así sin agregados es la pura y verdadera y no comprenden que es la “Teología Blanca, Europea y Androcéntrica”:

Hacernos preguntas como: ¿Cuál es la interpretación tradicional del siguiente texto?¿Cuál ha sido el impacto de esa interpretación tradicional? ¿Ha causado sufrimiento en grupos vulnerables o minoritarios? ¿Cuál es el tema social que ese texto está abordando? Y finalmente tomando en cuenta el contexto actual, ¿cuál podría ser una posible interpretación que incluya y no excluya a aquellos que no pertenecen a ese grupo de la norma mítica (hombre blanco, de descendencia europa, heterosexual y poderoso)?; no tendría que hacer flaquear nuestra fe. Más bien esteremos siendo más como Cristo, un hombre que iba en contra del status quo, un Dios que dejó sus privilegios para hacerse como nosotrxs y comprendernos para que tuviéramos la garantía que sabe lo que pasamos. Cuestionarse está bien, tengo la certeza que hacer lecturas críticas a la Biblia nos acercan más al carácter verdadero de Dios.

Una vez que humanizas las historias bíblicas, las haces personales y las traes a tu realidad, vas a poder encontrarte con una riqueza de sabiduría, amor y sobre todo, la verdadera voluntad de Dios para nosotrxs como individuos pero también para las sociedad, los gobiernos, instituciones y sistemas. Una interpretación bíblica inclusiva, evitará que millones de personas sientan que la Biblia en lugar de ser una fuente de sabiduría y mensajes divinos, sea un arma que los minimiza, rechaza y pone en una posición de total vulnerabilidad.